Las canciones de Chillan Las Bestias tienen aroma a puerto, lo cual no debería ser ninguna rareza: sus integrantes se reparten a ambos márgenes del Río de la Plata y el barco es para ellos un vehículo apenas un poco menos habitual que el colectivo. Pero el aura portuaria de las creaciones del sexteto no tiene tanto que ver con tomarse el expreso ahí donde nace la avenida Córdoba y llegar a Montevideo en una hora sino con amarraderos, agua mezclada con aceite de máquinas y marineros alcoholizados que remiten a otra época. Una que quizá nunca haya existido más que en las mentes de los músicos, según ellos mismos lo admiten.
El de Chillan Las Bestias, entonces, es un puerto mental en el que atracan la sombra ominosa de Nick Cave, el tango arrabalero cruzado con los «darks» de los 80, Tom Waits con la voz más rasposa que nunca después de un show, la bohemia de cafetines apenas iluminados y humeantes… Pedro Dalton (voz) y su hermano Marcelo Fernández (guitarra acústica) son los montevideanos -y también integrantes de Buenos Muchachos-; Franco Varise (piano y órganos), Pablo Ferrajuolo (bajo), Luis Fillipelli (guitarra), José Navarro (batería) y Marcos Camisani (violín), los que están de esta orilla.
Después de dos discos epónimos, ambos con dibujos de animales «humanizados» en la tapa (obras de Dalton), Chillan Las Bestias prolonga la estética en su flamante álbum, esta vez con un título: Casi farsante. «Sabemos que va a ser un año difícil para poder juntarnos a tocar, por no decir imposible, y estaba bueno que la banda hiciera algo», explica el cantante. «La gente se copa igual escuchando música y teníamos el disco terminado, era un pecado esperar hasta el año próximo para sacarlo. Sobre todo porque el año próximo va a seguir habiendo problemas, por cómo viene la mano».
«Lo teníamos medio liquidado desde fines del año pasado», apoya Varise, que fue parte de Ángela Tullida junto a Camisani y Ferrajuolo. «Y también está el hecho de que uno quiere largar las canciones para ponerse a pensar en otras cosas y de otra manera, porque si no quedás enganchado en lo mismo. Se presentará cuando se pueda… Pero este nos parecía un buen momento, incluso, porque hoy la gente tiene más tiempo para escuchar un disco como el nuestro, que tenés que escucharlo entero. Bah, pensamos nosotros, no son ni estrategias ni nada por el estilo. Pensamos que quizá la gente podía escucharlo más tranquila en la casa y hacerse la película que tuviera que hacerse, como nosotros».
En Chillan Las Bestias hay algo de descubrir cierta cosa de las dos ciudades, con una identidad rioplatense. Porque Montevideo también tiene ese costado tanguero, esas callecitas, y la misma gente que Buenos Aires, nada más que dicen «bo».
Pero ya habían adelantado varias de las canciones en vivo, por eso pudieron hacer el video de «C.a.B.a.», por ejemplo.
Pedro: A excepción de «Hangar», habíamos tocado todas las canciones en shows. El disco está manyado, está digerido por nosotros, y publicarlo es una forma de inmortalizar esas canciones en ese lugar y pasar a otro lado. Y por lo que tengo entendido, esta cuarentena ha sido bastante prolífica para varios de la banda que se lo pasaron componiendo. O sea que después vamos a poder despegar para otro lado.
Franco: Aparte, era un disco que habíamos planteado como de transición, porque en el camino entre el anterior y este murió un miembro de la banda, Marcelo «Chacha» Chiachiare, que había tenido mucha participación en estas canciones. También estaba esa urgencia de soltar eso, que la parte de Chacha quedara cristalizada de una vez por todas y seguir para adelante. Incluso queríamos sacarlo antes, pero teníamos que reconfirgurar muchas cosas, incluso la banda en sí misma. Este disco tiene mucho de Chacha…
Pedro: Por eso le pusimos título, también. Siempre encontramos divertido el tema del animal en la tapa y queríamos hacer una trilogía, que es esta. Pero cuando se nos fue el Chacha, se nos cortó esa trilogía. Y como acá hay canciones suyas, que salieron de su guitarra, hay una parte de él en el disco, por más que lo haya grabado todo Luis Filipelli. Ya se había acordado que la tapa iba a ser un cuervo, quisimos mantener la estética en homenaje a Chacha, pero decidimos ponerle nombre para cerrar la historia. Y el nombre para mí es re porteño. «Casi farsante» es la canción que para mí representa la actualidad de la banda en todo sentido: hacia adonde estamos yendo, pero también porque la letra encierra todo un mundo arrabalero pero tocado de una manera pop.
Tiene la épica del redoblante sonando como una marcha militar. ¿Van para un lado de más enjundia?
Franco: A esa canción la dimos vuelta. Teníamos los acordes hacía mil años y no le encontrábamos la vuelta. Hay gente que nos dice que hacemos siempre lo mismo, pero no es así: nos rompemos la cabeza para que no sea así, aunque tenga una voz artística, que es la nuestra. A esa canción no le encontrabamos el cambio rítmico y… en realidad fue más Nick Cave, pero quedó más de marcha. Casi todas nuestras canciones tienen algo épico porque componemos y tocamos desde un lado muy emocional. Como no usamos grandes distorsiones ni efectos, tenemos que manejar las tensiones compositivas. Y a veces son muy sutiles: están, pero querés agarrarlas y no las tenés. A veces las canciones se nos vuelven más épicas porque lo sentimos así emocionalmente, no es que está buscado ni nada.
Lo del manejo de las tensiones es particular, porque también le da una cualidad muy cinematográfica a su música. ¿Tiene que ver con que al comienzo de la banda le pidieron a Pedro que recitara poesía arriba de una «música incidental»?
Franco: Sí, tiene que ver. Y es algo que en un momento nos autocriticamos, porque nos gustaría que Pedro participara con más aire dentro de la música. A veces, al componer sin su voz, él tiene que adaptarse a lo que nosotros le proponemos. Quizás eso debería cambiar. Y lo cinematográfico tiene que ver con que nos gusta mucho generar esos climas dentro de la música. Nos emociona mucho cuando hay algo medio cinematográfico porque nuestra música está planteada como algo para película, con esa fantasía de tiempos que quizá no existieron, con el personaje que a veces Pedro se monta en las canciones para interpretarlas, con el modo en el que nos plantamos en vivo… Hay algo cinematográfico puesto en la música y en nosotros mismos, porque no es que lo hacemos artificialmente. Nos gusta ese viaje y nos metemos en él.
Pedro: Lo que me pasa a mí -y que no me pasa en Buenos Muchachos- es que puedo ver las cosas de afuera un poco. Franco hace esa autocrítica, pero para mí en Chillan Las Bestias hay un equilibrio perfecto que no me da ningún temor: la gracia de la banda consiste en que ellos naturalmente llegan a hacer estribillos. Cuando ellos me propusieron ir a recitar poesía a una sala de ensayo un sábado a las 10 de la mañana mientras ellos tocaban, les dije que sí porque me parecía algo entretenido, y cuando les dije de hacer otra cosa me decían «no, vos tenés Buenos Muchachos, todo bien». Y yo transé en hacer eso hasta que llegó la canción «Cielo». Ahí les dije: «No, pará, esto es una canción, acá no puedo ponerme a recitar. Es una pena que yo hable arriba de esta tremenda melodía». Lo que tiene Chillan Las Bestias es que no está pensado, sale naturalmente. Tiene momentos pensados, pero se piensa después de que se hace (se ríe). Para mí es algo mágico de la música. Y eso no pensado es algo que yo necesito de esta banda: la impronta, lo que suceda. Por más que la banda quiera pensar algo, tiene tan poco cerebro en el momento de juntarse (risas)…
Franco: Quiero agregar algo: cuando hacemos lo que hacemos, tener a Pedro es muy diferente. A Pedro le tiro una baldosa y la cabecea…
Pedro: (Se agarra la cabeza) ¡Así estoy! (carcajadas)
Franco: ¡Basta de baldosas, mandame una redonda! Pedro te fabrica sobre cualquier cosa algo con sentido. Lo que importa es lo que dice, cómo lo dice… Nunca lo dice de la misma forma, es muy raro la forma en la que se mete en las canciones. Yo puedo imaginarme una melodía o cómo sería una voz ahí, pero viene Pedro y es otra cosa. Y cobra un sentido, una voz propia de banda. Eso es alucinante. Nosotros estamos muy tranquilos con eso, no estamos pensando en qué va a poner, si afina o no… No le damos ni pelota a eso: lo nuestro es Pedro con lo que él dice y hace.