
Pipi Piazzolla recuerda cuando su abuelo le ayudó a comprarse su primera batería.
Orgullo, perseverancia, ejemplo, genialidad son algunas de las palabras que surgen en el diálogo cuando el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla habla de su relación con su abuelo Ástor y el legado que recibió del que fue probablemente el más grande músico argentino del siglo XX.
Pero cada término está justificado en un dato una anécdota o incluso una foto en la que se ve aquel hombre que revolucionó el tango al fusionarlo con otros ritmos y lo convirtió en música clásica y a un chico que sabía ser callado y obediente para que le permitiesen ir a todos los conciertos de su abuelo y lleva veinte años tocando en un sexteto que se llama Escalandrum, en homenaje a los tiburones que le gustaba pescar a su “Noni”.

Junto a Elena Roger, con quien grabó varios temas de Ástor.
Algunas de esas anécdotas son las que surgieron en la charla que Daniel “Pipi” Piazzolla mantuvo con OmRadio.ar para hablar de la relación con el creador de “Libertango” y el apoyo que recibió de él para que se dedicase a la música.
“Grande, pibe. Sé músico, sé pobre, pero sé feliz.”, cuenta que le dijo Ástor cuando “Pipi” les contó a él y a su padre que iba a dejar la carrera de Marketing recién empezada para dedicarse a tocar la batería. Pero su apoyo había llegado aún antes, para que el “pibe aquél pudiese comprar su primer instrumento.

Su banda «Escalandrum», cuyo nombre es en sí un homenaje al fanatismo de su abuelo por la pesca de tiburones.
Sobre esta y otras anécdotas conversó “Pipi” Piazzolla con OmRadio.ar. Lo que sigue son los tramos principales de la charla.
Experiencia Piazzolla, Escalandrum junto a Elena Roger
-OmRadio.ar: ¿Qué sentimientos y emociones te despierta ser el nieto de Ástor Piazzolla?
-Daniel “Pipi” Piazzolla: Siempre fue muy lindo y lo sigue siendo ser el nieto de uno de los más grandes de la Argentina y del mundo. Es un gran orgullo que siento. Por suerte, lo tomé como una inspiración y no como una presión. Desde chico estoy orgulloso de ser un Piazzolla. Este apellido a mí me motivó mucho a practicar mi instrumento, a hacer el tipo de música que hago. Estoy muy agradecido y es para mí una gran felicidad.

-T: ¿Sentís que el apellido pudo haberte abierto o cerrado puertas?
-P.P: En absoluto. Yo hago mi trabajo. No me salteé ningún escalón. Atravesé todo el proceso de tocar rock, pasé a los ritmos latinos, al funk, al jazz y después armé mi propio grupo y empecé a hacer música propia. Eso me pasó a lo largo de casi 40 años.
-T: Ástor tuvo una presencia muy fuerte a lo largo de toda tu vida. Tanto que te ayudó a comprar tu primera batería.
-Sí. Que me haya regalado mi primera batería fue una gran ayuda. Estuve un año y pico estudiando batería y tocando sobre los muebles. Hasta que él se enteró. Entonces me llamó a su casa para ir a tomar el té y me llevó al cuarto donde componía. Ahí me dio un sobre: ‘Tomá, para que te compres la batería’. Para mí fue una ayuda enorme.
-T: Curiosamente ganaste el Gardel de Oro con Escalandrum con un trabajo en el que tocaban la música de tu abuelo (Piazzolla plays Piazzolla). En el ambiente se suele decir que Pugliese trae suerte… ¿en tu caso es Piazzolla?
-P.P.: Ja. Yo no creo en la suerte, creo en el trabajo. Y si nosotros ganamos un Gardel de Oro tocando música de mi abuelo, en gran parte el premio es de él. Se lo ganó él. Pero también hemos ganado muchos Gardel tocando música original, música propia.
Mi abuelo me enseñó que la suerte no existe. La clave para que sucedan las cosas es el trabajo duro.

Una relación de afecto y admiración.
-T: En vísperas del concierto en el Teatro Colón en el que vas a homenajear a Ástor, ¿cómo fue ver el concierto que tu abuelo dio en el Colón en 1983 y vivirlo junto a él?
-P.P.: Lo del Colón fue una experiencia hermosa que mi abuelo me dio la oportunidad de vivir. Porque la verdad es que yo tenía once años y llevar a un chico a un concierto tan importante no era nada fácil. Pero yo me portaba muy bien y por eso me invitó. Fue increíble, primero, verlo ensayar. Después, estar con él toda la noche, verlo desde el palco. Fue una noche inolvidable para mí y lo más importante es el programa de mano que él me regaló con una dedicatoria: “Para Danielito, mi querido nietito. Nunca te olvides de la noche en la que tu abuelo triunfó”.
-T.: Aunque no comparten género ya que tu abuelo hacía tango y vos hacés jazz, ¿él influyó en tu música?
-P.P.: Mi abuelo nos influenció a todos, nos mostró un camino y una música completamente nueva. También nos enseñó que se puede pelear por lo que uno cree y vistió a Argentina de una música muy bella que nos representa en el mundo. Hay una antes y después de Piazzolla.

Ástor con Pipi cuando era bebé.
-T.:¿Cuál es el secreto de la vigencia de la música de Astor a 100 años de su nacimiento?
-P.P.: El secreto de la vigencia de la música de mi abuelo es que es una música original, que contiene elementos de nuestro tango argentino desde la raíz. No nos olvidemos que él arrancó tocando con Gardel y con Anibal Troilo. Esa impronta es muy importante. Y después tiene influencia jazzera y de la música clásica. Él amaba el jazz y la música clásica y creo que estas tres cosas se juntaron y transformaron la música de él en una música universal, que no tiene fronteras y es bien recibida y admirada en todas partes.
-T.: ¿Creés que hay puntos de contacto entre el tango y el jazz, los géneros que ambos eligieron?
-P.P.: Sin duda los puntos de contacto son muchos. Ambos nacieron a principios del siglo XX con inmigrantes, con una impronta de lo afrodescendiente. Claro que es más fuerte en el jazz, pero en el Río de la Plata tenemos la milonga y el candombe que mantuvieron esa raíz africana. Luego las formaciones acústicas que son estilos que se pasaron de manera oral. Son géneros que no se gestan en un conservatorio con partituras sino en la calle. Son dos músicas populares con muchas similitudes.
-T.:¿Qué creés que pensaría Astor de la música actual?
-P.P.: Calculo que él escucharía el jazz moderno que se está haciendo en este momento y, sin dudas, también el tango contemporáneo. No creo que sintonizase la radio para otro lado…
-T.: Lograste tu objetivo, vivir de la música, ¿Te gustaría que tus hijos fuesen músicos, como vos, como tu padre y como tu abuelo?
-P.P.: Logré mi objetivo de vivir de la música pero para eso hay que hacer de todo. Hay que tocar todas las noches, hay que dar un montón de clases por día. Hay que hacer grabaciones. Hay que estar preparado estilísticamente para hacer cualquier tipo de trabajo. Mi sueño es precisamente seguir tocando con mis amigos. La paso muy bien con ellos y ojalá que eso dure para siempre.
A la gente le da miedo que sus hijos salgan músicos. Afortunadamente, ni papá Daniel ni el abuelo Astor se asustaron. Y acá está el resultado. Me encantaría que mis hijos hagan música pero nunca los voy a presionar. Que ellos hagan lo que quieran. Su felicidad me va a hacer feliz a mí.