Se ha dicho mucho. Por momentos, incluso, se ha dicho demasiado. Extrao fenmeno comunicacional que, por un lado, no alcanza a movilizar voluntades en aras de un cuidado solidario; pero, por el otro, genera hartazgo y hasta rechazo frente al incesante monotema de la pandemia.
De a poco, esas maravillas de la ciencia y de la tcnica que llamamos vacunas irn llegando y esta agotadora experiencia mundial se ir convirtiendo en pasado. Un pasado que dejar marcas, sin dudas, pero que ir quedando, como todo, atrs.
Y entonces? Ya est? Ya pas todo? No faltan los analistas que pronostican una etapa de excesos y desenfrenos, una especie de belle poque que vendr a restaar las heridas, a compensar el tiempo perdido.
Desconozco si tal cosa ocurrir, pero tengo por seguro que, de ocurrir, afectar a una pequea porcin de las clases ms favorecidas de nuestro castigado planeta, aquellas por las que se mueve la publicidad, las que definen los temas «de inters» de los que se ocupa la prensa. En fin, ese grupo humano no representativo del conjunto pero que pareciera ser el nico que existe porque es el que ms consume.
Cmo ser nuestro mundo en la post pandemia? Peor que en la etapa previa, sin dudas. Miremos un solo indicador, fiel reflejo del orden mundial en el que vivimos: antes de la actual pandemia de coronavirus moran, en todo el mundo, algo ms de 3 millones de nios y nias menores de 5 aos por desnutricin cada ao. S, ley bien: 3 millones cada ao! Por desnutricin, en un mundo en el que sobran los alimentos!
Es casi imposible que este nmero no haya aumentado a causa del enorme estrago econmico que signific y sigue significando la crisis sanitaria, con su impacto mayor en los estratos sociales ms desfavorecidos. Desde el inicio de la pandemia hasta enero de 2021 (el dato es de Oxfam), la fortuna de los 10 sujetos ms ricos del planeta habra aumentado en quinientos mil millones de dlares, lo que financiara con creces una vacuna universal -para toda la humanidad, sin excepciones- y an sobrara dinero para evitar la cada en la pobreza de millones por causa de la coronacrisis.
Quienes venimos del campo de la salud hemos dicho muchas cosas desde el inicio de la pandemia. Hemos hablado de injusticia sanitaria, de sistema fraccionado, de recursos mal administrados, de aos de desinversin. Hemos sealado como una monstruosidad inaceptable que en plena crisis mundial se naturalice sin protestas que unas pocas empresas lucren con las vacunas, que debieran ser patrimonio de la humanidad. Hemos solicitado prioridad para los grupos ms vulnerables -en el caso de los y las psiquiatras, nuestro pedido apunt a las personas que padecen trastornos mentales severos, mucho ms vulnerables al contagio y a la muerte por Covid 19-.
Pero si algo muestra claramente la pandemia es que no es posible un sistema sanitario justo y solidario en un mundo que no lo es. No hay cambio sanitario sin un profundo replanteo de las inequidades de base, que son el mayor determinante de enfermedad como lo sealara, de un modo brillante, nuestro Ramn Carrillo.
No es solo la pandemia. Es un orden mundial que no se sostiene ms.
No hay salud pblica sin equidad social, ni equidad social sin un fuerte movimiento de participacin ciudadana que la promueva, la conquiste y la sostenga.
No es solo la pandemia, ni solo la vacuna.
Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202102/544968-pospandemia-psiquiatria-opinion.html