MANUELA D’ÁVILA, EXCANDIDATA A VICE EN BRASIL: ‘NO HABRÁ CAMBIO EN LA REGIÓN SIN NOSOTRAS’

Para Manuela D’Ávila, las mujeres “son las víctimas preferenciales de la extrema derecha”

La excandidata a vicepresidente de Brasil y militante feminista Manuela D’Ávila, que con solo 42 años ya participó en ocho elecciones y fue dos veces la mujer más votada del país, dialogó este miércoles con Télam sobre la violencia política que persiste en el país, el cambio de rumbo con la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia y acerca de su nuevo rol en el Gobierno para paliar los efectos de los discursos de odio y fake news.

Nació en los últimos años de una de las más extensas dictaduras militares de América del Sur, se formó en el Partido Comunista, fue la diputada más votada del país en 2006 y 2010, además de disputar las presidenciales de 2018 por el Partido de los Trabajadores (PT) como candidata a vicepresidenta junto al actual ministro de Economía, Fernando Haddad, mientras Lula da Silva estaba preso.

La política brasileña está en Buenos Aires donde el martes inauguró las jornadas de “Memorias, Derechos Humanos y Democracia”, con motivo de 40 años de la recuperación democrática en Argentina, organizada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y presentó su libro “Siempre fue sobre nosotras”, que cuenta con textos de la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff y de la actual ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, entre otras referentes.

Para D’Ávila, las mujeres “son las víctimas preferenciales de la extrema derecha” por eso el libro aborda “la violencia política de género” que se vale de “características personales como un instrumento de regulación del cuerpo de todas las mujeres. Porque si a una presidenta la llamas públicamente con todas las malas palabras posibles, cualquier persona puede hacerlo con cualquier mujer”.

Con solo 42 aos Dvila ya particip en ocho elecciones brasileas Foto Archivo
Con solo 42 años, D’Ávila ya participó en ocho elecciones brasileñas. Foto: Archivo

– Télam: En 2022 no disputaste ningún cargo en las elecciones ¿Tuvo algo que ver que hayas sufrido episodios de violencia, incluso cuando tenías a tu hija en brazo?

– Manuela D’Ávila: Aun con la violencia política de género he estado en elecciones desde que tengo 20 años. Eso me pasa desde que soy una piba y fui la primera mujer joven elegida en el país. Me parece importante que hablemos de eso, porque si no se puede generar la idea que la violencia es capaz de sacar la gente de la política. (Hace una pausa y sonríe) Bueno… un poco es así. Pero todas nosotras que estamos en la política convivimos con la violencia todo el tiempo.

– T: ¿Qué liderazgos femeninos interesantes ves en la región?

– MD: Todos. Es imposible imaginar lo que pasó en Colombia sin Francia (Márquez, la vicepresidenta), en Brasil se comprueba que las mujeres han elegido a Lula y que fuimos las primeras en decir lo que representaba (Jair) Bolsonaro ya en 2018 y que era necesario una alianza amplia. No habrá cambio en la región sin nosotras.

– T: ¿Cómo evaluás el inicio del nuevo gobierno de Lula?

– MD: Es un gobierno en un escenario muy complejo porque tenemos que reconstruir el país. Además, hay dificultades del tiempo histórico que vivimos, que no habíamos vivido y es que el gran imperio (Estados Unidos) está cambiando.

– T: El presidente te designó en un grupo de trabajo para hacer propuestas contra los discursos de odio y el extremismo ¿Cómo se diferencia del trabajo del Congreso?

– MD: El Congreso tiene condiciones objetivas de hacer los cambios que hay que hacer en la ley marco civil de Internet de Brasil. Ha avanzado mucho. El tema de los algoritmos es algo que hace años se viene analizando, pero si fuera sencillo, el mundo lo habría solucionado. El grupo -que es con referentes de la sociedad civil y es voluntario- trabaja socialmente. Más allá del negocio de las empresas de comunicación, que ganan dinero con el machismo, la pregunta es sobre los dispositivos que tenemos para que la sociedad no comparta contenidos con esos valores. La extrema derecha no genera los prejuicios, trabaja con ellos. Argentina avanzó como ninguna otra en la región en el tema de derechos humanos y hay un pacto social. En Brasil tenemos que generar acuerdos, pensarlo como país.

– T: ¿Cómo ves la participación en política de la esposa del expresidente Bolsonaro, Michelle, y qué modelo de mujer te parece que expone para ese sector que es casi la mitad de la población?

– MD: Siempre luchamos para que las mujeres estuvieran en el espacio público y hay que comprender que las mujeres y el feminismo son un espacio en disputa. No existe un feminismo solo. Y dado que Bolsonaro puede perder la capacidad de ser electo, van poniendo a su mujer en un espacio del partido. Pero eso no lo voy a valorar. En una sociedad donde los prejuicios son estructurales, a veces, por ejemplo, en Internet se genera una idea de cambio individual, de que sos feminista y naciste así y se mira a otra mujer que piensa diferente como si fuera inferior. No generamos un ambiente para que las personas comunes puedan ser tocadas por nuestras ideas.

– T: ¿No crees que unos buscan cambiar a los otros y suponen su extinción?

– MD: Además de las mujeres feministas y las que se dicen antifeministas, están la mayoría de las mujeres. Lo más importante no es que ese sector se ponga una camiseta, ¡A la mierda con eso! Más importante es que sepa que puede hacer lo que quiera con su vida. Ese sector comparte las ideas feministas, pero les parece radical, y en las encuestas ves que ese radicalismo tiene que ver con la forma. Y no estamos enojadas con la forma, no. Yo estoy cansada, tengo el derecho de ser como tengo ganas de ser y no tener paciencia con nadie, pero por más legítimo que sea ese cansancio, así no voy a generar conexión, un espacio común.

– T: Hablas del cansancio ¿Qué momento crees que vive el movimiento feminista en Brasil?

– MD: El pueblo de mi país está enfermo, hay un cansancio emocional. Es algo objetivo. Es imposible convivir con la violencia cuatro años, con el presidente que decía quizás que, bueno, te podías morir o que la gente no se tenía que vacunar. Además, hay una situación social -porque destruyeron todo lo que hicimos en nuestros gobiernos- que te pone en el piso, porque hay 33 millones de personas con hambre. Lo hablaba con el Papa Francisco, de cómo nos ponemos contentos, como con la victoria de Lula, y enseguida pasa algo, (seguidores de Bolsonaro) invadieron Brasilia. Es una realidad que enferma a la gente. En Argentina dicen «gracias por poner el cuerpo»…(pone cara de asombro) O sea, el cuerpo no son las ideas. Hay que ponerlo pero sin someterlo a violencias. No decimos que estamos con cansancio porque hemos luchado demasiado, no. Pero creo que después de la pandemia empezamos a hablar, tardíamente, pero lo hicimos, de los problemas de salud mental. Yo nunca los tuve, pero la violencia política hizo que tenga problemas de salud física.

Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202303/623275-manuela-davila-brasil-cambios-region.html