VALERIE MILES, EDITORA: ‘EL `BORGES´DE ADOLFO BIOY CASARES ES UN ARTEFACTO PERFECTO’

Valeria Miles, traductora y editora especializada en autores latinoamericanos.

Erudita conocedora de la tradición literaria latinoamericana, pero también cofundadora de la revista Granta que cada diez años selecciona a los veinticinco mejores escritores jóvenes de habla hispana, la editora, periodista, investigadora y traductora Valerie Miles trabaja para ponerle el punto final a su traducción al inglés del «Borges», el tomo que reúne los diarios de Adolfo Bioy Casares y que recupera las vivencias, reflexiones y encuentros compartidos con el autor de «Ficciones» a lo largo de una relación de amistad y colaboración literaria.

«El `Borges´ exportará escuela, una mirada original y pensamiento. También hay erudición en el relato y en el criterio de edición. Es un pequeño artefacto perfecto de cuando Argentina estaba en el centro del mundo. Creo que Borges y Bioy pusieron a la Argentina en el centro del mundo», considera Miles sobre el mítico libro en el que el autor de «La invención de Morel» rinde tributo a su gran amigo.

Jorge Luis Borges y Mara Kodama Foto AGN
Jorge Luis Borges y María Kodama. Foto: AGN.

Durante décadas, Borges comió en casa de los Bioy. Al día siguiente de cada uno de esos encuentros, el autor de «La invención de Morel» transcribía la experiencia y sus diálogos en su diario, gracias a su memoria. Ese material valiosísimo para la literatura universal es el germen del «Borges».

El ejemplar de más de 1.500 páginas no se consigue en librerías desde hace años y en MercadoLibre se vende a más de doscientos mil pesos. En Argentina, hubo dos ediciones: una completa (la que se vende como incunable a precios siderales en la plataforma) y otra abreviada. Tras la muerte del autor en 1999, Daniel Martino, estudioso de la obra de Bioy, administra los derechos del título y los de otros textos inéditos.

Miles nació en Nueva York, pero se formó en Pensilvania y vivió en Barcelona durante más de veinte años. Ese recorrido personal le permitió a lo largo de su carrera profesional tender puentes -como hace ahora con la traducción de esta obra emblemática- entre la literatura anglosajona y la latinoamericana. Durante su tiempo como directora editorial de Emecé, difundió las obras de destacados autores como Yasunari Kawabata, John Cheever y Silvina Ocampo.

Como directora asociada de Alfaguara, Miles tuvo la oportunidad de publicar obras de John Banville y Joyce Carol Oates. Con los años se ha convertido en una de las editoras más influyentes de la literatura en español y su trabajo durante ocho años en el archivo de Roberto Bolaño fue determinante para que se convirtiera en uno de los escritores más influyentes de finales del siglo XX.

Adolfo Bioy Casares autor de Borges la meticulosa obra que relata sus encuentros con el colega y amigo
Adolfo Bioy Casares, autor de «Borges» la meticulosa obra que relata sus encuentros con el colega y amigo.

Descubridora de talentos literarios, en 2003 fue cofundadora de la revista Granta en español, que apunta a tender conexiones entre la literatura anglosajona y la hispánica y para eso, cada diez años, publica una edición especial que presenta y traduce algún relato de los veinticinco mejores escritores jóvenes de habla hispana, en un intento dar a conocer su talento. En la selección más reciente, publicada en 2021, Granta destacó a los argentinos Camila Fabbri, Michel Nieva y Martín Felipe Castagnet.

¿Cómo nació el proyecto de traducción del «Borges»?
En 2019, Edwin Frank, editor de NYRB, me encargó la traducción. Habíamos hablado muchísimas veces del libro, como parte de nuestra eterna conversación literaria desde el inicio de Granta. Desde Alfaguara primero y desde Duomo después, me ocupé de seleccionar clásicos del español para traducir y llevar a su colección, donde hay libros canónicos pero también libros de escritores menos conocidos. Es decir, tenemos una relación literaria que lleva décadas y somos cómplices literarios. La primera vez que traduje para ellos fue la introducción del libro de «El cuaderno gris», de Josep Pla y luego «El diccionario de símbolos» de Juan Eduardo Cirlot y eso sí que fue un trabajo monumental que requirió de investigación y de mucho trabajo con los herederos. Creo que fue esa experiencia previa la que motivó a Edwin a proponerme el trabajo sobre el «Borges», un libro que tiene algunas de esas complicaciones.

Entonces el libro de Bioy Casares te acompañó durante toda la pandemia…
¡Sí! Justo había terminado de traducir «Crematorio», el libro monumental de Rafael Chirbes y «Milongas» de Edgardo Cozarinsky. Me metí en «Borges» de forma inmersiva. Pero más allá del rol de Edwin y del mío, el genio del proyecto es Daniel Martino. Y digo «genio» no a modo de un cumplido vacío sino que realmente su erudición es apabullante y su cabeza es extraordinaria. Pero además, es un editor prodigioso porque no cualquiera podría haber editado un libro así.

Llevás décadas editando a los grandes nombres de la literatura. ¿Qué te hace ver en otro a un gran editor? ¿Qué cuestiones específicas?
Trabajar tantos años en el archivo de un escritor de la talla de de Bioy y convertirse en su albaceas implica un nivel de competencia muy alto. El libro es impecable y complejo y da cuenta de una dedicación a los detalles impresionante.

¿Cuáles fueron los desafíos de traducirlo?
En algún punto estoy acostumbrada a los proyectos con desafíos porque ¡Siempre me tocan libros difíciles! Nadie me pide una novelita, sino que me llegan estos libros inmersivos que se llevan años de mi vida. Es un libro sumamente complejo que me implicó en un proceso de años de investigación porque es un libro de sutilezas. No se puede simplemente traducir sino que es necesario comprender qué hay detrás. Tuve, por ejemplo, que conocer la obra de muchísimos escritores que ellos citan. Foucault tiene un ensayo que me encanta en el que habla de las «heterotopías» y el «Borges» es una heterotopía por excelencia porque en él conviven varias épocas; tiene un tiempo narrativo y muchísimos tiempos que coexisten. Citan desde clásicos hasta a sus contemporáneos, los franceses pero también Góngora y Quevedo junto a Lugones y Hernández. Stevenson y Chesterton. Es decir, no es un libro solo a dos voces, es un libro abierto a multitudes de voces de épocas distintas. El desafío fue intentar llevar todo eso a un público angloparlante para que lo puedan entender.

¿Qué encontrará el lector angloparlante cuando se adentre en las páginas de la obra?
El «Borges» exportará escuela, una mirada original y pensamiento. Y erudición en el relato pero también en el criterio de edición. Es un pequeño artefacto perfecto de cuando Argentina estaba en el centro del mundo. Borges y Bioy pusieron a la Argentina en el centro del mundo.

Visitaste Buenos Aires para participar de la Feria del Libro. ¿Fue un encuentro con el locus del libro?
No pude pasear tanto como me hubiera gustado, pero durante mis años como editora de Emecé y Alfaguara venía a visitar a mis colegas en Buenos Aires bastante seguido y ellas me introdujeron en la vida porteña. Entonces, no sentí la necesidad de conocer la ciudad, pero sí usé el viaje para encontrarme con Martino. Trabajar con él fue una gran escuela. Creo que siempre aprendemos de los demás, no importa cuán grande sea nuestra trayectoria profesional. En este caso, trabajar con Martino y Edwin Frank me dejó en una situación absolutamente privilegiada al momento de traducir el libro. Desde hace años, mi vida transcurre en dos polos: el angloparlante y el hispano parlante y tuve la posibilidad de trabajar y aprender de estos dos titanes. Sé que esto va a beneficiar a cualquier tipo de trabajo que encare en el futuro. Toda mi vida he buscado esta manera de trabajar. Una vez alguien le preguntó a Bolaño si pensaba en los escritores cuando escribía y él respondió: «¿En los lectores? Yo pienso en Moby Dick».

Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202305/629513-valerie-miles-borges-bioy-casares.html