«Regresar con Mole es realmente adrenalina de cero»

Ser parte de una banda icónica puede volverse una cruz pesada de acarrear y Charly Alberti lo sabe. Mole, el proyecto con el que rompió diez años de silencio discográfico tras la separación de Soda Stereo en 1997, lo devolvió a la escena, y lo encontró al frente de un grupo de pulso rockero y curiosidad alternativa. El grupo comenzó una proyección a fuego lento cuando la gira Me verás volver obligó al baterista a dejar de lado el grupo que compartía con su hermano Andrés y el cantante Sergio Bufi. Tras un par de shows desperdigados en 2008 y 2009, la banda se diluyó en silencio y nada parecía revertir esa situación, hasta que la pandemia generó un cambio de planes.

Con la gira celebratoria de su pasado en stand by, Charly Alberti comenzó a trabajar en un lento resucitar de Mole en su estudio, aunque la idea, asegura, estaba en el aire hacía rato. “Veníamos trabajando muy tranquilamente desde hace un tiempo, lo que pasa es que en los últimos cuatro años estuve casi metido a full con todo lo que fue Soda. Primero estuvo Sep7imo Dia, que fue un trabajo grande, y después Gracias Totales, otro trabajo enorme que me consumía mucho tiempo, y también la sala”, dice.

De a poco, la banda comenzó a trabajar en un lavado de cara de los singles de su debut homónimo. Gracias a una actualización en el hardware del estudio, Alberti pudo no solo grabar, sino también mezclar el material. El paso siguiente fue la publicación de “Elixir (la muerte de mi otro yo)”, su primer tema en 13 años. Dentro de una lógica particular, el trío decidió lanzar versiones en castellano e inglés de cada tema con una semana de diferencia. “¿Quién nos impide eso? Nadie”, sintetiza Charly al hablar de “Ghosts”, el simple que apareció siete días después.

Después de tantos años, uno ya tiene otros tiempos y otra tranquilidad, pero eso no quiere decir que no tenga ansiedad y ganas. Al contrario, yo estoy como si fuese mi banda nueva y tuviese 18.

¿En qué momento se pasó  de retocar las canciones del debut al material nuevo?
Mastericé eso, le mejoré el sonido original, agregué las voces y las guitarras, y sacamos esas remezclas que me sirvieron también para terminar de setear el estudio y decir «Ok, estamos listos». A partir de ahí, en cuanto pudimos, empezamos a grabar los temas que teníamos. De hecho, primero grabé yo algunas baterías cuando los chicos todavía no podían venir. Después empezamos a ver, porque al momento de grabar las melodías generalmente uno balbucea cosas que son parecidas al inglés y rara vez hay una palabra en castellano. Entonces decidimos probar. Vino Sergio con una letra en inglés, y ahí empezamos a corregir cosas y salió la idea de hacer las cosas en castellano y en inglés. La diferencia es cómo priorizamos realmente la melodía de los temas, entonces lo que hicimos fue directamente hacer dos letras diferentes.

No hay manera de respetar la idea y hacer que encaje con la métrica.
La métrica y principalmente la musicalidad de cada palabra. Donde decís «elíxir» no entra «tupperware» (se ríe). Te das cuenta de que muchas veces hay músicos que meten a la fuerza ciertas palabras; a mí particularmente no me gusta y Gustavo (Cerati) tampoco era de forzar esas cosas. Entonces dijimos «bueno, respetemos la musicalidad de cada palabra», lo que es un quilombo, porque te limita a ciertas palabras. No solamente tenés el desafío de escribir la letra, que esté buena y que te guste lo que dice, sino que las palabras entren dentro de esa métrica y esa melodía. Un desafío espectacular. Además, no teníamos otra cosa qué hacer, porque no podíamos tocar. Entonces, el tiempo de la pandemia nos sirvió también para bajar la ansiedad, que muchas veces te carcome, y en ese relax forzado nos pusimos a jugar con todas estas cosas y empezaron a aparecer estas dobles versiones.

Mencionabas que el primer paso fue actualizar algunas versiones del primer disco. ¿Pensás que la de Mole había sido una historia inconclusa?
Absolutamente. Mole había arrancado muy bien. Arrancó, se cortó por lo de Soda, seguimos y después tuvimos alguna que otra pelea familiar tipo Gallagher, que siempre pasa cuando trabajás con algún hermano (se ríe). Pero principalmente lo que me hizo bajar o suspender lo de Mole fue que empecé a tener tendinitis. Después de la gira de Soda, sentí que eso se me había agravado y me dije «voy a dejar de tocar un tiempo», porque es la mejor forma que los músculos vuelvan a otro estadío. Ahí lo que pasó fue que me volví loco con el tema ambiental y ya está, olvidate, no me bajaron más de eso. No me bajaron más porque es muy emocionante, lo hago con mucha pasión, y el día en que quise darme cuenta habían pasado ocho años o nueve.

Fuente: https://silencio.com.ar/entrevistas/en-profundidad/charly-alberti-regresar-con-mole-es-realmente-adrenalina-de-cero-50123/