Om Radio Data Soda Stereo y los 30 años de «Canción animal»: la historia oral

Soda Stereo y los 30 años de «Canción animal»: la historia oral

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El riesgo es el camino más intenso

Zeta: Grabamos en Criteria, donde habían grabado desde Bee Gees hasta AC/DC. El estudio tenía un sonido cálido, setentoso, y lo elegimos un poco con esa idea. Y además, la idea de poder grabar en un lugar que fuera agradable para nosotros. Por eso también decidimos llevar a toda la banda, a pesar de que por ahí algunos grababan uno o dos días: la idea era estar juntos, sentir que era un trabajo de banda. El disco tenía que tener eso. Y ahí fue cuando Gustavo me propuso la idea de Dani (Melero), con el que él ya estaba empezando a juntarse mucho. De hecho, en esa época empezaron a surgir los primeros demos de Colores santos, que Gustavo me hacía escuchar. Todo era muy vertiginoso.

Tweety: Estuvimos 42 días de corrido en Miami, vivíamos en una especie de esos condominios de departamos, bien americanos. El que estaba a cargo de toda la logística era Peter Baleani que era como un manager productor y fue quien terminó acercando a Bergallo al grupo. Creo que no salimos nunca, apenas, pero estábamos todo el día en el estudio.

Taverna: Nosotros sentíamos que con Canción animal teníamos un discazo. Porque el sabor de Doble vida, que fue un disco muy exitoso, fue agridulce, no se logró el objetivo. Producido por Alomar, todo lo que sea, pero el resultado final terminó siendo un disco que a Gustavo no le gustaba, no por las canciones sino por el sonido. Terminó siendo una cosa que no era a lo que se apuntaba. Canción animal se apuntó para otro lado y terminó siendo un discazo, y nos dábamos cuenta día tras día que estábamos haciendo un disco importante.

Andrea: Fui a Miami a la grabación y estaba Julio Iglesias en ese mismo momento en otra sala del mismo estudio. Me saqué una foto con él, que me la sacó Taverna, pero no quería sacarse fotos con ninguna mujer por si le inventaban algo, era rarísimo. Al principio no iba a ir, porque si bien en la gira había ganado protagonismo, en lo que era una grabación lo que yo podía hacer lo podía hacer otro. Todavía se grababa en cinta, así que la mayoría de las cosas había que hacerlas uno, no es que se podía «trucar» algo.

Taverna: Teníamos el estudio A de Criteria bloqueado para nosotros, podíamos trabajar las 24 horas si queríamos, y nosotros nos lo tomábamos muy así. Llegamos a Miami, dejamos las valijas en el departamento y Gustavo y yo nos fuimos a buscar un equipo Vox AC50, un cabezal que lo pagó una fortuna. Pensá que no había ni internet, lo compró casi a ciegas hablando por teléfono con alguien en el Sam Ash de Miami. Lo probamos y salía un huevo, pero el tipo nos apuró diciendo que si no lo queríamos se lo llevaba un japonés. A Charly, que era endorser de Remo, le mandaron una batería al estudio directamente, pero ni sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Lo del bajo lo teníamos más resuelto, y después llevamos algunos teclados como el de Melero, que sabíamos que no lo íbamos a encontrar allá, algunos de Tweety, y la MPC, que era nuestro cerebro creativo.

Tweety: La MPC fue muy protagonista, era el chichie nuevo, le sacábamos el jugo. Incluso para las baterías, yo hacía un laburo artesanal para el momento, que era triggear el bombo y el tambor, convertirlos a MIDI y grabarlos en la MPC para después poder dispararlos y reforzar el sonido de la bata o cuantizar algo. Es bastante híbrido el disco en ese sentido, no se nota porque tiene mucho laburo pero son mezclas de samplers con cosas tocadas. Hubo temas que dieron mucho trabajo «Séptimo día» es muy difícil, llevó un mes de ensayo para que Charly lo pueda tocar tranqui.

Andrea: Gustavo decidió que fuera yo porque quería el espíritu de banda, así que fuimos todos. Viajaron primero ellos tres, creo que fueron también Tweety y Taverna, y estaban en un departamento en Miami. Yo era la única mujer y fui cuando se volvía Charly. No iba a ir, pero me avisó el papá de Gustavo que yo iba a viajar. A él no le gustaba tanto la idea, pero porque lo veía todo en números. Gustavo decidió que yo fuera y a mí me tocó compartir la pieza con Peter Baleani, que era uno de los managers. Gustavo dormía con Melero, esa era la cereza de la torta y había bromas al respecto.

Zeta: Gran parte del tiempo en Criteria lo dedicamos a encontrar un buen sonido de batería, Gustavo alquiló un equipo Vox que al final se lo terminó comprando y lo usó en toda la gira. La idea era que tocáramos los tres juntos la base para que el disco tuviera esa consistencia, ese sonido del trío. Nuestra inspiración había sido algo que nos había pasado cuando tocamos en Los Ángeles: nos había pegado muy fuerte haber llegado ahí y sentíamos la herencia de todas esas bandas que nos habían forjado, del rock argentino de los 70, de Pescado Rabioso… En algún momento, sentíamos que esas bandas no sonaban como las de afuera sino mucho más crudas, porque era cómo se había podido grabar acá. Pero eso definió un sonido que nos gustaba y al que queríamos homenajear mientras buscábamos nuestro nuevo sonido. De todas maneras, Canción animal es mucho más versátil. Hay temas que definen eso, pero otros plantean cosas que vendrían en el futuro.

Melero: Cuando me llamó Gustavo a casa de mis padres para decirme que habían decidido que yo fuera a la grabación de Canción animal, le pregunté si además por ahí había algo de dinero y me dijo que no, que no había nada, que estaba todo pautado. Y yo pensé: «¿Cómo me voy a perder esto?» Me acuerdo que el presupuesto era de 52 mil dólares, lo cual implicaba viajar todos allá. A mí me pusieron en la suite principal, con el mejor artista con el que tuve la suerte de interactuar… y la desgracia de tener que escuchar cómo hablaba dormido a la mañana. Era impresionante. En un momento empecé a anotar lo que él decía dormido, porque igual no podía dormir de lo fuerte que él hablaba. Y después lo negaba, como cuando yo le digo a mi esposa que no ronco. El sol de Miami pasaba a través de las cortinas tipo 5 de la mañana y él empezaba a hablar… Nunca era un murmullo, ¿eh? Eran palabras y frases. A veces pienso en cuando Scott Walker dijo que su imaginación era pesadillesca, me sorprende la similitud con cómo Gustavo vivía el sueño.

Taverna: En esa situación, Melero empezó a co-componer, que es otra situación, por eso hay varios temas que son coautorías con él. Son canciones importantes, no es que son temas perdidos, hay 4 o 5  de Canción animal que son con él. Tuvo mucho que ver con la parte temática de las letras, con el concepto. Después, su aporte en lo sonoro fue la parte más deforme, y bienvenida sea. Gustavo se juntaba más con él que con Charly y Zeta. Melero iba a la casa de Gustavo y se quedaban horas y horas charlando, y de ahí salieron las letras y una parte del concepto del disco.

Melero: Yo usaba mucho el sampler. Usaba a lo loco retazos de una performance pedida por mí, pero desde antes. En Buenos Aires ya sabíamos que íbamos a hacer eso. Sé que él ya sabía cómo eran mis samples de «Hombre al agua», que involucraban sonidos de un turco tocando un instrumento horrendo, que pasado lento y grave era muy interesante. Y la intro es agua afinada: movíamos agua con un micrófono cerca y después lo afinábamos para que diera tonos. Con eso después comenzaban los shows de presentación de Canción animal.

Andrea: Gustavo estaba súper unido a Melero, y cuando lo veo yo a la distancia, era como la nafta que necesitaba para animarse. Por más que era el capo más capo de todos, tenía un grado de inseguridad muy grande. Entonces el que le certificaba que las ideas, que en ese momento eran muy jugadas y daban una vuelta de página total, era Melero. Y él estaba muy confiado en todo lo que le decía.

Melero: El solo de «Canción animal» es Gustavo tocando locamente y yo sampleando por momentos, al azar, y luego ligándolo en un solo. Él tocaba la guitarra con un ebow, que es un aparato que hace vibrar las cuerdas, y después estaba hilvanado. En «Un millón de años luz» estaba mi voz susurrada en la intro… Creo que Tweety posee el sample de eso. Era algo bastante vergonzante, hicieron bien en que quedara apenas un susurro… Me jodían con eso: íbamos a ensayar, varios años después, y lo ponían cagándose de risa. El resultado era algo tanguero cuando lo amplificabas… No estaba bien… Era como un chiste interno.

Fuente: https://silencio.com.ar/etc/zoom/soda-stereo-y-los-30-anos-de-cancion-animal-la-historia-oral-48348/

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