“Son hechos que debe investigar la Justicia y analizar el periodismo”. Esta es la frase que se desprende del entorno del gobernador cordobés Martín Llaryora cuando se consulta sobre la situación de José Luis Espert. Que, sumado al silencio del exgobernador y candidato a diputado nacional Juan Schiaretti, grafican el hermetismo que decidieron imprimirle desde el cordobesismo al tema para no entrar en la polémica.
Dentro del microclima provincial saben que la remontada en territorio bonaerense es prácticamente imposible para el Gobierno nacional y que, esos votos que necesitan en la sumatoria nacional para equilibrar las fuerzas, los libertarios los van a ir a buscar a Córdoba.
Por lo tanto, no resulta extraño que en sendas presentaciones que ambos líderes del cordobesismo hicieron este lunes, con Llaryora en el anuncio de la culminación de la autovía de la ruta nacional 19 en San Francisco, y Schiaretti encabezando un acto partidario en Marcos Juárez, no hayan existido referencias al escándalo nacional que derivó en la renuncia a la candidatura por parte de Espert el domingo por la tarde.
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Ambos, tanto el actual gobernador como su antecesor decidieron buscar el voto en el interior con agenda que impacta a partir de las decisiones del Gobierno nacional: Llaryora hablando de obra pública en su ciudad natal y Schiaretti haciendo referencia a las retenciones en el sudeste productivo, en el famoso ‘kilómetro 0′ de Cambiemos.
Sin embargo, las espadas de ambos en el Congreso reconocen que no avanzarán en el pedido de expulsión a Espert, aunque sí respaldan la salida del ahora ex candidato de la Comisión de Presupuesto. En el primer caso, el argumento es “no quedar pegado a los ‘kukas'”, tal cual definen los diputados cordobesistas a sus colegas de Unión por la Patria en la Cámara baja; y en el segundo es para acompañar lo que decidió el resto del bloque en torno a pedir el apartamiento de la comisión que ya es un hecho.
A tres semanas de las elecciones, en el esquema que lideran Llaryora y Schiaretti no quieren quedar en la línea de fuego para que desde Casa Rosada los peguen al kirchnerismo en el distrito más anti K del país.
“Cuando el enemigo se equivoca lo mejor por hacer es no hacer nada”, señaló a LPO un integrante de la mesa chica de Llaryora en referencia al silencio sostenido que decidieron tener en el gobierno provincial sobre el caso Espert. Frase que avaló horas más tarde otro ministro, en sintonía con el resto del cordobesismo.

Por estas horas, el peronismo cordobesista apuesta a provincializar la campaña, enfatizar cada recorrido con la gestión y, como contó LPO, militar el ‘puerta a puerta’ por Schiaretti. Todos saben en el oficialismo provincial que en las últimas semanas de campaña, Llaryora entra en otra fase, juega un pleno y apuesta a ganador: ocurrió en la elección provincial con él como candidato en 2023, mucho más ese mismo año con la elección municipal para que Daniel Passerini le ganara a Rodrigo de Loredo y el famoso ‘call center’, y un año más tarde en Río Cuarto cuando decidió, no sólo aplicar las mismas herramientas, sino que mandó a su ministro de Gobierno, Manuel Calvo, a instalarse en el territorio.
Ahora, a tres semanas, algo de todo esto ya se empezó a ver. Hay promesa de castigo para los que saquen los pies del plato y coqueteen con la lista de Natalia de la Sota, se activará nuevamente el ‘call center’ con los famosos pedidos para que todos los funcionarios de distinto nivel llamen y pidan el voto -en este caso para Schiaretti- a una determinada cantidad de contactos y se verá un Llaryora mucho más activo en el desenlace proselitista.