LA RADIO FRENTE AL BOOM DEL STREAMING: ENTRE LA MODA Y LA ESENCIA

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La radio enfrenta el boom del streaming sin perder su esencia, reafirmando un formato que trasciende modas y soportes tecnológicos.

✍️ Pablo Marano

Desde hace algunos años, y potenciado por el crecimiento explosivo de los canales de streaming, la radio comenzó un proceso de migración hacia estas nuevas plataformas. El fenómeno, presentado muchas veces como una evolución natural, guarda ciertos paralelismos con lo que ocurrió a comienzos de los 2000, cuando diversos programas radiales —en especial los deportivos— desembarcaron en la televisión.

Aquella experiencia terminó diluyéndose rápidamente: la radio volvió a su formato tradicional y la audiencia, lejos de haberse ido, regresó fortalecida.

Hoy parece suceder algo similar. La tentación de seguir una tendencia tecnológica impulsa a muchas emisoras a adaptar su contenido a los códigos del streaming, aún cuando esto implique renunciar a elementos que constituyen la esencia misma del formato radial. Y a diferencia de lo que pasaba con la televisión, el streaming impone un obstáculo adicional: la imposibilidad de utilizar música con copyright en la mayoría de las plataformas. Este límite obliga a modificar esquemas de programación, contenidos y dinámicas que históricamente definieron la identidad de una radio.

No se trata de demonizar al streaming. Muy por el contrario: es un medio nuevo, propio de esta era, con lenguajes, públicos y lógicas distintas que vale la pena explorar. Pero la cuestión central es otra: no confundir una tendencia de moda con una transformación del formato. La radio tiene una gramática propia, una forma de contar, un vínculo íntimo con la audiencia que no depende del soporte técnico —ya sea AM, FM, cable o Internet— sino del espíritu con el que se la hace.

La radio no necesita convertirse en un canal de streaming para seguir vigente. Necesita, como siempre, ser radio: cercana, sonora, creativa, libre. Las formas de emisión podrán seguir cambiando —del dial a la web, de la antena al servidor—, pero lo esencial permanece. Y mientras haya alguien dispuesto a escuchar, la radio seguirá siendo ese medio maravilloso que acompaña, informa y emociona sin necesidad de adaptarse a modas pasajeras.

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