Un suceso digno de una escena de Esperando La Carroza, dejó a toda una comunidad en estado de shock: un joven de 22 años irrumpió en su propio funeral al grito de “¡estoy vivo!”, mientras los presentes velaban un cadáver que creían era él.

El desenlace inesperado
La confusión se desató cuando —durante el funeral realizado en la vivienda familiar— el supuesto fallecido apareció ante sus propios familiares. Muchos gritaron, otros lloraron: la incredulidad fue total.
Según reconstruyó la policía, el episodio comenzó días atrás cuando un joven fue atropellado cerca del Puente Negro, en un tramo hacia Alderetes. Una mujer identificó los restos como los de su hijo desaparecido y pidió a la Justicia la entrega del cuerpo sin que se realizaran pericias de ADN o huellas.
Una vez que el joven resurgió en plena ceremonia, las autoridades ordenaron que el ataúd regresara a la morgue judicial para que se aclare la identidad del cadáver.
Según fuentes locales, la justicia ya confirmó la identidad del verdadero muerto: se trata de Enrique Acosta, de 28 años, un hombre que también había sido reportado como desaparecido.