El reciente cierre del ramal ferroviario que conecta General Guido con Divisadero de Pinamar ha generado una profunda tristeza entre los pasajeros y trabajadores del servicio, quienes consideran que la decisión deja a muchas personas sin una alternativa de transporte accesible y confiable.
Daniela Ibarra, guardatren de larga distancia del servicio de Trenes Argentinos, expresó su pesar en una entrevista con Daniel Ryzak en el programa Radio DJ. “Me tocó ayer traer a los últimos pasajeros que tomaron ese servicio y hablar con ellos sobre lo importante que es este ramal. Mucha gente viaja por estudio, tratamientos médicos y trabajo”, explicó.
Según Ibarra, el servicio era esencial para comunidades intermedias como General Madariaga, donde estudiantes y trabajadores dependen del tren para trasladarse. “Ahora quedan a la deriva, sin un servicio económico y seguro”, lamentó.
El cierre del ramal se justifica oficialmente por problemas en la infraestructura ferroviaria. Sin embargo, Ibarra y otros trabajadores sospechan que existen otras razones detrás de la decisión. “Nos enteramos el jueves por redes sociales y ya el domingo se realizó el último viaje”, relató. La noticia tomó por sorpresa a los pasajeros y empleados, quienes fueron testigos de escenas de profundo dolor y desconsuelo en las estaciones.
Además del ramal Guido-Divisadero de Pinamar, otros servicios ferroviarios clave han sido suspendidos recientemente, como el tren a Bahía Blanca. “Sabemos que hay rumores de más recortes en ciudades como Monte, Lobos y Cañuelas, lo que agrava la situación de aislamiento para muchas personas”, advirtió la guardatren.
Más allá del impacto en la movilidad, Ibarra subrayó la importancia social del tren en las comunidades rurales. Recordó el caso de la escuela en el paraje Segurola, donde los niños saludaban al tren todos los días. “Ahora esas manitas van a dejar de saludar, y los conductores ya no tocarán la bocina para ellos. El tren es progreso y une pueblos. Sin él, muchas localidades quedarán aisladas”, afirmó.
Existe la posibilidad de que algunos ramales pasen a la órbita provincial, lo que podría significar una esperanza para su reactivación. “Lo que necesitamos es que el tren no se pierda y que la gente no quede desamparada”, enfatizó Ibarra. “Después, políticamente, que lo manejen como quieran, pero el servicio no debería desaparecer”.
El cierre del ramal Guido-Divisadero de Pinamar representa no solo la pérdida de un medio de transporte vital, sino también el quiebre de un vínculo comunitario y cultural. Para muchas personas, el tren no es solo un medio de movilidad, sino una parte esencial de sus vidas.
Ahora, la incertidumbre se apodera de quienes dependen de él, con la esperanza de que alguna solución pueda revertir la situación.